REALIDAD SOCIO-POLÍTICA ANDINO-AMAZÓNICA
La situación global en la que me encontré inmersa en el Chapare boliviano llevaba la marca indeleble que la Historia había impreso durante siglos; en resumen van los comentarios que reflejan mi experiencia personal, en la época de mi estadía en aquella región, al comienzo de los años ‘90.
La población rural, en su mayoría indígena, tiene raíces históricas y culturales en el corazón del antiguo Imperio Inca del Tawantinsuyu, que en lengua quechua significa Imperio de los cuatro rincones o puntos cardinales; se extendía a lo largo de la columna vertebral de los Andes desde Venezuela hasta Chile y su destino fue el exterminio durante la conquista española.
Múltiples variedades de recursos naturales pertenecientes a la biodiversidad se encuentran en la región andino-amazónica, verdadero tanque de reserva para el planeta, con un potencial de valor incalculable para el desarrollo económico y la estabilidad ecológica.
De hecho la población, a todo título legítimo dueño de esos recursos, está reducida al nivel más bajo de mano de obra, casi en una nueva esclavitud, sin ningún retorno del inadecuado manejo y uso de los recursos.
Con respecto al problema global de la tierra y de las actividades agrícolas, se va manifestando, como en casi todo el territorio de América Latina, una … colonización intra-continental cuyas estrategias van socavando desapercibidamente las promesas y premisas del desarrollo basado en los recursos indígenas.
La dinámica en acto parece apartar a la población rural de los circuitos nacionales e internacionales, a través de diseños bastante evidentes, dirigidos a reducir la red de mercados, por el deterioro de los productos en las áreas de producción, debido a los inadecuados sistemas di comercialización, consecuente al aislamiento logístico y social que incrementa los costos de producción y diluye los ya escasos márgenes de beneficio, a menudo inexistentes.
En este contexto las características y los obstáculos descriptos están relacionados con cada entorno particular, pero al final acaban confluyendo en situaciones parecidas: de hecho en los valles y el altiplano es más común encontrar etnias andinas cuya cultura es única, rica y bien estructurada, aunque en crisis de identidad, como sucede a todas las minorías étnicas, por las interferencias ajenas, la globalización y la migración hacia las zonas urbanas.
En las regiones amazónicas, terrestres y fluviales viven etnias indígenas, diferentes por la gran variedad de usos, costumbres, lengua y organización social, pueblos de cazadores y pescadores, continuamente en peligro, por los efectos nocivos para su supervivencia étnica de las interferencias de realidades diversas, con enfoques interculturales no siempre respetuosos de las peculiaridades étnicas.
La migración andina hacia las regiones de la Amazonía ha movido aún más la situación de desorden social, político y cultural, convirtiendo un aparente paraíso tropical en uno de los rostros más emblemáticos del sur socio-cultural y no geográficos del continente inmenso de los excluidos, reducidos a la pobreza, debido a la imposibilidad de gestión autónoma y soberana de sus recursos indígenas, en particular en las regiones estratégicamente óptimas para la militarización a fines de control geopolítico del continente latinoamericano y para la explotación de unos valiosos recursos naturales.
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